Aventuras y desventuras de un salmantino errante

jueves, 8 de mayo de 2008

trenes

Aqui estoy un viernes escribiendo en el portatil en el tren esperando, cosa bastante habitual, a que el tren arranque.

Este incidente me va a servir para desahogarme sobre el transporte público de este país. Aunque podiamos llamarlo "algo" público, porque a veces lo de transportar...

Creo que ya lo he comentado alguna vez lo que es mi día a día, me levanto, y corro a la estación de trenes que está a poco más de 5 minutos de mi casa. Desde ahí cojo el MARC, un cercanias que va haciendo el corredor sur desde Baltimore a Washington D.C. (o "Disi" - DC - como lo llaman aquí). Es un servicio que ha aumentado en los últimos años en su demanda, ya que debido a la subida de precios en Washington la gente se ha ido a vivir a ciudades cercanas como Columbia o Baltimore. También la subida de los precios de la gasolina y los atascos de Washington hayan hecho a muchos replantearse la opción del coche. En mi oficina hay una persona que vive en Baltimore y se levanta antes de las 6 para estar a las 7 en el trabajo y se va tarde para evitar las horas punta.

Estamos hablando de un trayecto de poco más de 40 millas, es decir, unos 60 kms. El tren tiene unas 7 paradas, menos si coges el express (sólo 4). Aún así el trayecto está entre unos 50 y 60 minutos (eso si no hay retrasos o problemas, lo cual es habitual).

Es curioso que un servicio que cada vez tiene más demanda (hay trenes que van tan llenos que la gente va de pie y los inspectores no pueden ni entrar para pedir el billete), tenga tan mal servicio:

- Los trenes van haciendo de arriba a abajo el servicio de Baltimore (o alguna parada más al norte) y Washington, así que en el caso de que le ocurra algo al tren que venga en el otro sentido, te puedes quedar en tierra y esperar al siguiente tren, el cual en la mayoría de los casos no llega hasta pasada una hora, solo en hora punta pasan cada media hora (y aquí las hora punta son a las 7 a.m. y las 5 p.m.

- Lamentablemente son máquinas viejas que fallan más que una escopeta de feria. Eso sí, soy afortunado porque hay otra línea paralela que va a otra estación al sur de Baltimore que usa máquinas diesel que fallan aún todavía más. Si el tren se para a mitad de camino, lo que hacen es bajar a los pasajeros (si pueden) y recogerlos en el siguiente tren. Como ya he comentado antes, esto puede suponer una hora esperando.

- Si no tienen un fallo eléctrico o mecánico, puede que las inclemencias del tiempo retrasen la llegada unos 15-20 minutos. Pero no estamos hablando de huracanes ni nada parecido. En invierno con las nevadas (una miaja, tampoco mucho) los railes deslizan y tienen que ir más despacio. En verano con el calor, las vías se dilatan y tampoco recomiendan ir deprisa. Total que solo en primavera y en otoño va a velocidades normales (70 km/h ?!?! - vamos un bólido). Seguro que uno de Avila se reiría si en verano o en invierno los trenes fueran más despacio porque las vías no dan más de si. Anda que no tiene que estar mal el tiempo para que un tren no pueda pasar en España...

Lo más gracioso es que no existen trenes directos en el sentido de Baltimore a Washington, sólo hay uno de Washington a primera hora de la mañana que tarda poco mas de 35 minutos (que lujo).

Lo bueno es que a veces el tren es puntual, y como las leyes de Murphy no fallan, el día que tu no llegas puntual, el tren lo es (y viceversa, con lo que a veces te toca esperar). A veces no falla el tren, sino el metro. Como un día que después de 5 minutos intentando cerrar las puertas el conductor desistió y nos bajó a todos y pase de tener 10 minutos de margen a perder el tren. Eso sí, el tren falla infinitamente más que el metro, todo hay que reconocerlo.

A todo esto sobre el tren, le añadimos que no es un servicio barato. Vale 7 dólares cada trayecto, menos si te compras bonos. El mensual vale 175 dólares. Con este nivel de servicio es un robo a mano armada. Aparte que hay gente que ya no compra los bonos, porque la mitad de las veces no te piden el billete. Si fueran más eficientes, podrían incluso bajar el precio del billete.

Lo bueno es que esto genera mucha solidaridad entre la gente y al final te haces coleguitas en el tren y se te hace más llevadero. Yo me echo colega de un chico afroamericano, que me cuenta sus batallitas. Reconozco que el acento de los afroamericanos (dicen que es el acento sureño) es muy particular y yo ya he aprendido a reconocerlo incluso por telefono. Al principio no me enteraba de nada, pero ahora incluso puedo meter baza.

Bueno, que me desvio del tema. Hay un adagio muy típico aquí que dice "the bigger the better" y aunque en muchos ordenes de la vida es aplicable, en la forma de distribuir las ciudades, no lo es. Hace poco ví un reportaje de como las ciudades americanas no están diseñadas para ser cómodas, ni para caminar, ni que esté todo a mano. Los centros de la ciudades se despoblaron hace varias decadas, y la mayoría de la gente se marcho a las afueras, donde dependes del coche constatemente. El centro de las ciudades se quedó para la gente pobre y marginada, la cual sin coche, podía hacer más bien poco. El número de tiendas en el centro de las ciudades es más bien escaso y tienden a la desaparición, y lo que más imperan son los malls (centros comerciales), donde la oferta de ocio y tiendas intenta atraer a la gente los fines de semana. Lo habitual para las familias americanas es ir a pasar el día en el centro comercial.

Los precios en las grandes superficies en comestibles son extremadamente bajos comparados con las tiendas en el centro (incluso de un 100%), con lo que un viaje al mes llenando la nevera puede compensar el tener que ir a comprar cerca de tu casa.

Como decía, la distribución de las ciudades es muy peculiar, los bloques son totalmente simétricos, y en los centros lo que más imperan son restaurantes y oficinas. Es raro ver tiendas, salvo en algunas zonas de la ciudad.

En cuanto sales de la ciudad empieza el festival de neón, que a mi me recuerda a la entradilla de la serie Melrose Place, donde en una escena se ven series de carteles de neón uno detrás de otro. En estas zonas comerciales, el rey es el coche, y por supuesto, no están pensandas para el peatón.

Parece que la crisis energética está haciendo repensar a mucha gente este patrón de recursos ilimitados que impera en la mentalidad americana. Cada vez aumenta más la venta de coches más pequeños o híbridos. Es un porcentaje reducido, pero hay que pensar que en este país el número de monovolumenes y de todo terrenos (SUVs que llaman aqui) es apabullante.

Afortunadamente en este país existen pequeños reductos de esa mentalidad europea del barrio, de poder caminar a la tienda de la esquina y no tener que coger el coche salvo para casos concretos. Es curioso, porque aunque el espejo al que miran los americanos es el europeo, creo que los europeos estamos tendiendo más a esa distribución americana de las ciudades. Yo la verdad que no me decanto todavía por ninguna de las dos alternativas: vivir en el centro sacrificando aire más limpio y más espacio o vivir a las afueras sacrificiando el contacto con la gente y la vida de barrio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hace mucho tiempo ya te comenté sobre el hecho de que podías escribir un blog contando tus experiencias en Estados Unidos.
La verdad es que me parece muy interesante todo lo que has escrito, y poco a poco iré poniéndome al día y me lo leeré todo.

Te felicito por el blog, y espero que sigas escribiendo por mucho tiempo, y también te animo a que poco a poco añadas alguna fotografía y te adentres en ese mundillo.

Un abrazo muy fuerte de un amigo, desde España